Una Herida Abierta: Madres continúan buscado a sus hijos

Orizaba, Ver.- En la región de las Altas Montañas, el Día de las Madres transcurrió sin flores ni festejos para decenas de mujeres que, en lugar de abrazos, viven con la ausencia de sus hijos desaparecidos.
Para ellas, como María del Carmen Ceguera y Herlinda Pisano Ramírez, esta fecha representa una herida abierta, pero también una razón más para no rendirse.
María del Carmen busca desde hace ocho años y cuatro meses a su hijo, Antonio de Jesús Martínez Mora, un joven paramédico de Protección Civil desaparecido el 19 de enero de 2017 en el municipio de Mariano Escobedo.
“Se llevaron un pedazo de mi vida. Estoy vacía del alma… No aguanto la pérdida de mi hijo. Solo quiero encontrarlo antes de que mis ojos se cierren”, expresó entre lágrimas, sin perder la esperanza que la ha sostenido durante casi una década.
Herlinda Pisano, por su parte, enfrenta un duelo similar. Su hija, Karen Kristel Sánchez Pisano, desapareció el 15 de febrero de 2020 en la localidad de Palmillas, municipio de Yanga. Desde entonces, Herlinda ha participado en múltiples jornadas de búsqueda, incluso removiendo tierra con sus propias manos.
“Me toca rascar tierra, me toca buscar sin descanso. No tengo respuesta de las autoridades, pero mi nieta, la hija de Karen, es mi fuerza. Ella me da el valor para seguir”, afirma.
Ambas mujeres forman parte del colectivo Familias Desaparecidos Orizaba-Córdoba, donde han encontrado apoyo mutuo y un espacio de lucha conjunta.
Bajo el lema, “Porque la lucha por un hijo no termina y una madre nunca olvida. ¡Hasta encontrarlos!”, refleja la determinación y valentía con la que enfrentan día a día esta tragedia que mantiene un herida abierta.
Y es que de acuerdo a datos del Observatorio de la Universidad Veracruzana, tan solo en 2024 se registraron 16 mil 147 personas desaparecidas en Veracruz, una cifra alarmante que mantiene al estado entre los más golpeados por esta crisis humanitaria.
Para María del Carmen, Herlinda y cientos de madres más, cada día es un recordatorio del amor inquebrantable y de una promesa que no cesa: seguir buscando, seguir exigiendo, seguir esperando. Porque mientras no haya respuestas, no habrá descanso.


