Padre Alejandro Solalinde Guerra acompaña marcha del Colectivo de Familias de Desaparecidos en la región de las Altas Montañas

Orizaba, Ver.- Para exigir justicia y mantener viva la memoria de quienes aún no regresan a casa, el Colectivo de Familias de Desaparecidos Orizaba-Córdoba (FDOC) realizó este jueves una marcha pacífica bajo el lema: “Porque la lucha por un hijo no termina y una madre nunca olvida”, en la que participó el padre Alejandro Solalinde Guerra, reconocido defensor de los derechos humanos.
Vestidas de blanco, con flores del mismo color, muñecos sanadores y fotografías de sus seres queridos desaparecidos, las madres, padres, hijos e hijas partieron desde “Los Arcos”, en los límites de Orizaba, para recorrer las calles de la ciudad con un solo mensaje: no al olvido.
Previo al inicio de la caminata, la vocera del colectivo, Araceli Salcedo Jiménez, ofreció un mensaje en el que recordó que, según cifras oficiales, en México hay más de 120 mil personas desaparecidas. “Pero detrás de cada número hay una historia, una madre que busca, un padre que no duerme y un hijo que crece sin respuestas”, expresó.
Subrayó que, aunque México no está en guerra, miles de familias viven una lucha diaria contra la impunidad, el silencio institucional y el olvido. “Quieren que aceptemos la desaparición como parte de la vida cotidiana, pero nosotros elegimos no olvidar, elegimos buscar, elegimos luchar”, afirmó.
Solalinde se suma a la exigencia de verdad y justicia
La presencia del padre Alejandro Solalinde fue uno de los momentos más significativos de la jornada.
Reconocido por su labor en defensa de migrantes y causas sociales, su participación fue recibida con gratitud por las familias que integran el colectivo.
“Gracias por caminar con nosotras, por ponerse del lado de quienes han sido olvidados y por recordarnos que la fe, cuando se une a la justicia, también puede ser resistencia”, expresaron algunas madres durante el recorrido.
La marcha culminó en el parque Bicentenario, donde las familias colocaron las imágenes de sus seres queridos en una ofrenda colectiva. Ahí, entre lágrimas, oraciones y abrazos, elevaron una plegaria por la pronta aparición de sus hijas e hijos.