La Iglesia Católica se prepara para elegir un nuevo pontífice tras el fallecimiento del Papa Francisco

La Iglesia Católica se prepara para elegir un nuevo pontífice tras el fallecimiento del Papa Francisco

El 21 de abril de 2025, el Papa Francisco falleció, marcando el inicio de un proceso solemne y centenario para la elección de su sucesor. Con la confirmación oficial del deceso por parte del camarlengo, se declara la Sede Vacante y comienza el protocolo establecido por la tradición vaticana.

Durante este período, el Colegio de Cardenales asume temporalmente la administración de la Iglesia. El camarlengo sella las habitaciones del pontífice y se inicia el período de duelo conocido como los Novendiales, que incluye nueve días de ceremonias litúrgicas y el funeral del Papa, previsto entre el cuarto y el sexto día tras su muerte.

Simultáneamente, se celebran las congregaciones generales, reuniones en las que los cardenales, incluidos los no electores, analizan la situación de la Iglesia y establecen la fecha de inicio del cónclave, que debe celebrarse entre 15 y 20 días después del fallecimiento del pontífice.

El cónclave se desarrollará en la Capilla Sixtina, donde 123 cardenales menores de 80 años, los únicos con derecho a voto, quedarán completamente aislados del mundo exterior. Antes de comenzar las deliberaciones, se celebra la misa Pro Eligendo Pontifice, invocando la guía del Espíritu Santo.

Durante el cónclave, los cardenales realizan hasta cuatro votaciones al día, dos en la mañana y dos en la tarde. Para que un candidato sea elegido papa, debe obtener una mayoría de dos tercios. Tras cada ronda, las papeletas son quemadas: el humo negro indica que no se ha alcanzado un consenso, mientras que el blanco anuncia que hay un nuevo papa.

Una vez elegido, el cardenal acepta el cargo y elige un nuevo nombre pontificio. Posteriormente, el cardenal protodiácono proclama desde el balcón de la Basílica de San Pedro el tradicional “Habemus Papam”, seguido por la primera bendición Urbi et Orbi del nuevo pontífice.

Aunque el proceso es secreto y puede extenderse por varios días, simboliza uno de los momentos más trascendentales en la vida de la Iglesia Católica.

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