El arte de tejer palmas, una tradición viva en Ixhuatlancillo

Ixhuatlancillo, Ver.- Desde hace más de diez años, Laura Gamboa, originaria de la junta auxiliar de Azumbilla, municipio de Chapulco, Puebla, ha encontrado en el municipio de Ixhuatlancillo un espacio para comercializar las más de 15 mil palmas que elabora con anticipación.
Como ella, un grupo de mujeres de su comunidad han convertido esta tradición en un medio de sustento, organizándose para viajar a diferentes ciudades y estados del país.
La elaboración de estas palmas es un proceso que involucra a muchas familias de Azumbilla. Desde hace más de veinte años, hombres y mujeres de esta comunidad se dedican al corte de la palma, su limpieza y a la colocación de adornos, semillas y listones. Todo este trabajo tiene como propósito que, el Domingo de Ramos, las palmas sean bendecidas y formen parte de la celebración religiosa.
Un legado de esfuerzo y tradición
Laura Gamboa llegó a Ixhuatlancillo desde el pasado domingo para vender sus palmas, pero este jueves emprende el regreso a su tierra natal, donde continuará su venta en otros municipios como Santiago Miahuatlán y Tehuacán, en el Estado de Puebla.

Sin embargo, este año las lluvias han complicado la comercialización de sus artesanías. “Debido a las lluvias, poco se vendió, pero espero que ayer miércoles y hoy jueves las cosas mejoren”, comentó.
Los vendedores de palma, en su gran mayoría provenientes de Azumbilla, se han instalado en los alrededores del Palacio Municipal de Ixhuatlancillo. Desde hace más de una década, este pueblo les ha brindado un espacio seguro y acogedor para la venta de su trabajo.
Para Laura, la artesanía con palma tiene un valor más allá de lo económico. Quedó viuda hace algunos años y fue gracias a dos mujeres de su comunidad que aprendió el arte de tejer palma.
Aunque una de ellas falleció, cada tejido es una forma de honrar su memoria y mantener viva la enseñanza que recibió. “Siempre la recuerdo cuando tejo, es una manera de seguir su legado”, expresó con nostalgia.

Hospitalidad y fe
A pesar de las dificultades, Laura encuentra en Ixhuatlancillo un lugar especial. “De Azumbilla para acá no está tan lejos, además me gusta disfrutar de este pueblito. Aquí la gente es honesta, humilde, y desde hace más de 10 años que vendo aquí, nunca me han cobrado ni un solo peso. Al contrario me ofrecen un cuarto donde pasar la noche y alimentos”dijo con gratitud.

Sin embargo, no en todas partes es igual. Laura lamentó que en ciudades como Orizaba no les permitan vender sus palmas, una tradición que no solo representa el sustento de muchas familias, sino también un acto de fe arraigado en la cultura mexicana.
Mientras Ixhuatlancillo continua abriendo sus puertas a estas artesanas, ellas continuarán tejiendo, no solo palmas, sino historias de esfuerzo, tradición y devoción.