Diócesis de Orizaba anuncia amplio reacomodo de sacerdotes en parroquias y rectorías

Diócesis de Orizaba anuncia amplio reacomodo de sacerdotes en parroquias y rectorías

Orizaba, Ver.- La Diócesis de Orizaba, encabezada por el obispo Eduardo Cervantes Merino, inició un nuevo periodo de cambios pastorales que involucran a más de 30 sacerdotes diocesanos, entre párrocos, vicarios, rectores y formadores del seminario.

Este movimiento, que comenzó a concretarse desde el pasado 1 de julio, responde a decir de la grey católica a una reconfiguración pastoral necesaria para fortalecer la vida comunitaria en la región.

Entre los nombramientos destaca el del padre Gilberto Cruz López, quien asumirá la rectoría del Seminario Diocesano, en sustitución del sacerdote Javier Onofre Valeriano, quien será párroco en Río Blanco a partir del 14 de agosto.

También se integran al equipo formador del seminario los sacerdotes César Zepahua, Bruce Wong Ajactle, y Francisco González Tequihuactle.

El cambio de sacerdotes incluye salidas significativas como la del vocero diocesano y párroco del Sagrado Corazón en Río Blanco, padre Helkyn Enríquez Báez, quien ahora será párroco en Ixtaczoquitlán.

El reconocido Padre Marcos Palacios Cárdenas, deja la parroquia de El Encinar para trasladarse a Santa Rosa de Lima.

Entre otros movimientos destacados:

•   P. José Martín Bautista Román pasa de Orizaba a El Encinar (4 de agosto).
•   P. Martín López Martínez va de Tlaquilpa a San Sebastián, Zongolica (8 de agosto).
•   P. Eduardo Flores Sánchez será enviado a San Pedro, Tequila (2 de septiembre).
•   P. Alejandro Cruz Márquez, Vicario General, asume El Calvario en Orizaba (30 de julio).

Es importante destacar que también se integran nuevos vicarios parroquiales en comunidades como Atzacan, La Concordia, Catedral de San Miguel, Loma Grande, El Espinal e Ixtaczoquitlán.

Asimismo, se han designado capellanes en Huiloapan y Los Dolores, y tres sacerdotes iniciarán estudios en la Universidad Pontificia de México.

La Diócesis reconoció que estos movimientos no siempre son fáciles para las comunidades ni para los propios sacerdotes, pero responden al llamado de una Iglesia viva, en permanente misión y renovación.

“Los nombres cambian, las comunidades también. Pero el propósito es uno: seguir construyendo una Iglesia cercana en cada pueblo y barrio”, expresaron fuentes diocesanas.

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