Un teatro que continua brillando en el corazón de Orizaba

•⁠ ⁠150 años de historia, cultura y arte

La tarde caía lentamente sobre Orizaba. En el aire se sentía una atmósfera especial, casi mágica, como si la ciudad misma se dispusiera a rendir homenaje a uno de sus tesoros más emblemáticos. El Teatro Ignacio de la Llave abrió sus puertas para celebrar un acontecimiento trascendental: 150 años de historia, cultura y arte.

Desde sus escalinatas, los asistentes admiraron la majestuosidad de su fachada, testigo silenciosa del tiempo y de incontables historias que han desfilado entre sus muros. Dentro, los murmullos se mezclaban con la emoción de quienes se reunieron para conmemorar un siglo y medio de vida de este recinto.

Un legado que perdura

El evento comenzó con la presentación de un ejemplar narrado por el cronista de la ciudad, el ingeniero Armando López Macip, quien con precisión y pasión relató la historia del teatro.
Entre sus palabras, el público descubrió que fue Joaquín Huerta, un orizabeño generoso, quien donó a la ciudad este inmueble. Su construcción, recordó López Macip, fue una verdadera odisea, pues las primeras piedras provinieron de antiguas iglesias, pero al no ser suficientes, hubo que recurrir al Cerro del Borrego, desatando disputas con el propietario de la zona.

El teatro, antes de ser lo que hoy conocemos, fue un conjunto de casas, una de ellas habitada por el sacerdote Manuel Aguilar. Aquel terreno, propiedad de la Parroquia de San Miguel, pasó a manos del gobierno tras la desamortización de bienes eclesiásticos. Fue Ignacio de la Llave, cuando era gobernador de Veracruz, quien impulsó la creación de este recinto, consolidando su legado en la historia del estado.

Memorias de un teatro que renació

El evento evocó momentos de gran nostalgia. Uno de los relatos más conmovedores fue el del terremoto de 1973, que dejó severos daños en la estructura del teatro. López Macip, entonces un niño que apenas había terminado la primaria, recordó con emoción cómo días antes del sismo visitó el lugar sin saber que pronto sería testigo de su reconstrucción.

Las transformaciones a lo largo del tiempo fueron inevitables. En 2013, las musas de la mitología griega llegaron a la fachada del teatro, reemplazando antiguos nichos y devolviéndole su esplendor. Los balcones de madera cedieron paso al concreto, mientras que la recepción y el foyer fueron renovados. Sin embargo, su esencia permaneció intacta.

Presencias que marcaron la noche

La celebración estuvo llena de momentos recordables, entre ellos la conmemoración del 150 aniversario del fallecimiento del General Ignacio de la Llave, en presencia del exgobernador Fidel Herrera Beltrán. No todo en su historia ha sido brillo y reconocimiento, pues también ha sido testigo de controversias, como el retiro de una placa dedicada al exmandatario Javier Duarte de Ochoa tras su encarcelamiento.

Pero sin duda, el instante más emotivo de la noche fue la presencia de María Elena de la Llave viuda de Córdova, sobrina del general Ignacio de la Llave. A sus 101 años, con la mirada encendida por el orgullo y la emoción, confesó con dulzura: “Yo siento algo muy bonito”. Su historia familiar cobraba vida en cada rincón del teatro, en cada aplauso y en cada palabra que se pronunciaba en honor a su ilustre antepasado.

Un teatro que sigue contando historias

La velada concluyó entre aplausos y miradas cargadas de nostalgia y admiración. El Teatro Ignacio de la Llave, después de 150 años, continua de pie, más vivo que nunca. Y sus muros han sido testigos de tragedias, glorias y cambios, pero su esencia permanece intacta.

Orizaba cuenta sin duda alguna con una joya arquitectónica, que sigue siendo el epicentro del arte y la cultura en Veracruz. Porque, al final, el teatro no es solo un edificio, sino un guardián de la historia, un escenario de sueños y el reflejo de una ciudad que nunca deja de aplaudir a su propio legado.